Arrancamos el día con una misión clara: vivir la Gran Aventura en gomón bajo las Cataratas del Iguazú. Pero como pasa muchas veces cuando se viaja, las cosas no siempre salen como uno espera…

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¿Gomón bajo las cataratas? Spoiler: no lo logramos

Nos levantamos temprano, preparados con ropa de cambio, listos para mojarnos y vivir la adrenalina de estar justo debajo de los saltos de agua. Pero al llegar al parque, la noticia nos bajoneó: no había más entradas disponibles para la excursión del gomón. La experiencia se reserva con anticipación y se agota muy rápido, sobre todo los fines de semana.

¿La lección? Si querés hacer esta actividad, reservá con tiempo. Nosotros nos lo perdimos por no planificarlo mejor, pero no dejamos que eso nos arruinara el día.

El plan B: sendero Macuco y su magia inesperada

Como alternativa, decidimos explorar el sendero Macuco, una caminata de 3.5 km por la selva hasta llegar al Salto Arrechea, una cascada escondida y hermosa.

Durante el recorrido nos cruzamos con monos caí, coatíes, aves y una vegetación increíble. Es un sendero de dificultad media, ideal para quienes disfrutan de la naturaleza en estado puro. El sonido de los árboles, los animales y el agua acompañan todo el trayecto. Con buen calzado y agua, es una experiencia que vale totalmente la pena.

Una vez que llegamos al salto, nos quedamos un rato a descansar, refrescarnos y simplemente contemplar. Un lugar perfecto para desconectarse del mundo.

Circuito superior: caminando entre los saltos

Después de Macuco, fuimos a completar lo que nos faltaba: el circuito superior. Son casi 2 km de pasarelas elevadas con vistas panorámicas espectaculares de varios saltos, entre ellos Dos Hermanas, Bosetti, Adán y Eva y el Salto San Martín.

A diferencia del circuito inferior, acá se camina por arriba de los saltos, lo que te da una sensación única de estar suspendido entre la selva y el agua. Además, es un circuito accesible y muy disfrutable.

Cuando fuimos (en mayo), el caudal de agua estaba bajo, un fenómeno común en esa época del año. Aun así, el paisaje seguía siendo imponente.

En total: más de 15.000 pasos, mucha selva y muchas emociones

Entre el sendero Macuco y el circuito superior, caminamos más de 15.000 pasos. Fue un día intenso pero muy gratificante. Recomendamos llevar calzado cómodo, protector solar, agua, y algo para picar. Y si vas con tu mascota, como nosotros con Quali, asegurate de que el lugar lo permita y llevá todo lo necesario para su comodidad.

Atardecer en la Triple Frontera: comida, música y caipiriñas

Después de tanta caminata, cerramos el día con una visita a la Triple Frontera, el punto donde se encuentran Argentina, Brasil y Paraguay. Desde la costanera de Puerto Iguazú hay una vista hermosa al atardecer, con los colores de cada país iluminando sus respectivas costas.

Cenamos en un restaurante con una vista soñada, donde además pudimos entrar con nuestra perrita. Pedimos platos típicos, caipiriñas bien potentes y disfrutamos de música en vivo. Una experiencia completa: rica comida, buena compañía, vista increíble y clima ideal.


¿Qué nos dejó este día?

  • Que a veces los planes fallan, pero la aventura sigue.
  • Que siempre hay un plan B (¡y puede ser incluso mejor!).
  • Que la selva de Iguazú tiene rincones escondidos que valen la pena.
  • Que terminar el día con música y caipiriñas mirando tres países a la vez no tiene precio.

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